Compañía de Jesús

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IHS

Compañía de Jesús

Arturo Sosa, Padre General de la Compañía de Jesús.

La Compañía de Jesús (S. J.; en latín: Societas Iesu), cuyos miembros son comúnmente conocidos como jesuitas, es una orden religiosa de clérigos regulares de la Iglesia católica fundada el 27 de Septiembre de  1534 por el español Ignacio de Loyola, junto con Francisco Javier, Pedro Fabro, Diego Laínez, Alfonso Salmerón, Nicolás de Bobadilla, Simão Rodrigues, Juan Coduri, Pascasio Broët y Claudio Jayo en la ciudad de Roma. Fue aprobada por el papa Paulo III en 1540.

Con 16,088 miembros en 2017 (de los cuales 11,583 eran sacerdotes ordenados), es la mayor orden religiosa católica hoy en día. Su actividad se extiende a los campos educativo, social, intelectual, misionero y de medios de comunicación católicos, además de atender 1.509 parroquias en todo el mundo (a fecha de 2016).

La Compañía de Jesús (SJ) es una orden religiosa de carácter apostólico y sacerdotal, aunque la conforman también “hermanos legos” o coadjutores, es decir, religiosos no ordenados. Está ligada al papa por un “vínculo especial de amor y servicio”, su finalidad, según la Fórmula del Instituto, documento fundacional de la Orden (1540) es «la salvación y perfección de los prójimos». En términos de Derecho Canónico, la Compañía de Jesús es una asociación de hombres aprobada por la autoridad de la Iglesia, en la que sus miembros, según su propio derecho, emiten votos religiosos públicos y tienden en sus vidas hacia la “perfección evangélica”.

La formación en la Compañía de Jesús empieza con un noviciado que dura dos años. Continúa con un proceso de formación intelectual que incluye estudios de humanidades, filosofía y teología. Además, los jesuitas en formación realizan dos o tres años de docencia o «prácticas apostólicas» (período de “magisterio”) en colegios o en otros ámbitos (trabajo parroquial, social, medios de comunicación, etcétera). El estudio a fondo de idiomas, disciplinas sagradas y profanas, antes o después de su ordenación sacerdotal, ha hecho de los miembros de la Compañía de Jesús, durante casi cinco siglos, los líderes intelectuales del catolicismo. La formación en la Compañía termina con la Tercera probación, que también se conoce como «Escuela del Corazón (o de los afectos)».

San Ignacio de Loyola, el fundador, quiso que sus miembros estuviesen siempre preparados para ser enviados con la mayor celeridad allí donde fueran requeridos por la misión de la Iglesia. Por eso, los jesuitas profesan los tres votos normativos de la vida religiosa (obediencia, pobreza y castidad) y, además, un cuarto voto de obediencia al papa, «circa misiones».6 La Fórmula del Instituto (confirmada por Julio III en 1550) dice: «Militar para Dios bajo la bandera de la cruz y servir solo al Señor y a la Iglesia, su Esposa, bajo el Romano Pontífice, Vicario de Cristo en la tierra».

La Congregación General (CG) es el órgano supremo de gobierno. A diferencia de otras órdenes, no se lo convoca periódicamente sino en caso de muerte del prepósito general (también llamado prepósito o simplemente general) o para tratar asuntos de especial importancia. Aunque el cargo de prepósito es vitalicio y ningún general renunció en la Compañía con anterioridad a la supresión de 1773, las Normas Complementarias vigentes desde 1995 contemplan la posibilidad de renunciar. El primero en hacerlo —por motivos graves de salud— fue Pedro Arrupe, en 1983 y con autorización de la CG 33. Su sucesor, Peter Hans Kolvenbach, hizo lo mismo en 2008; así como Adolfo Nicolás en 2016.

La Compañía de Jesús ha sido una organización que ha vivido entre la alabanza y la crítica, siempre en la polémica. Su lealtad incondicional al papa los ha colocado en más de un conflicto: con la Inglaterra isabelina, frente al absolutismo de Luis XIV de Francia (conocido como el “Rey Sol”), el regalismo español, con la Alemania de Bismarck, de donde fueron expulsados (durante el Kulturkampf) y con los gobiernos liberales de diversos países en América y Europa. Asimismo, los regímenes comunistas de Europa Oriental y de China limitaron ampliamente su actividad a partir de 1945.

La Compañía de Jesús desarrolló una actividad importante durante la Reforma católica, sobre todo en los años inmediatamente posteriores al Concilio de Trento. Su presencia en la educación occidental y en las misiones en Asia, África y América ha sido muy activa. Ha contado entre sus filas a una larga serie de santos, teólogos, científicos, filósofos, artistas y pedagogos: san Francisco de Javier, san Luis Gonzaga, Matteo Ricci, Francisco Suárez, Luis de Molina, san José de Anchieta, Juan de Mariana, san Roberto Belarmino, san Pedro Canisio, José de Acosta, Antonio Ruiz de Montoya, Atanasio Kircher, San Pedro Claver, Eusebio Kino, Francisco Javier Clavijero, san Alberto Hurtado, etc.

Capítulos notables de su historia han sido el origen y desarrollo de sus colegios y universidades en Europa, la actividad misionera en la India, China y Japón, las reducciones de Bolivia, Paraguay y Argentina, la exploración y evangelización del Canadá, del Mississipi y del Marañón, los conflictos teológicos con los protestantes y los jansenistas, su confrontación con la Ilustración, su supresión (1773) y su restauración (1814).

En 1965 llegaron a su máxima expansión numérica: 36 000 jesuitas en más de un centenar de unidades administrativas (provincias y misiones). Hoy, los jesuitas y los laicos que comparten su espiritualidad trabajan en los campos más diversos, tratando de colaborar con la Iglesia respondiendo a las nuevas necesidades de la sociedad y a los retos que estas plantean. Así la Compañía trabaja en la acción social, la educación, el ámbito intelectual, el servicio a parroquias y comunidades cristianas y en medios de comunicación.

Entre 1965 y 2016 sus superiores generales fueron Pedro Arrupe (español, 1965-1983), Peter Hans Kolvenbach (holandés, 1983-2008), y Adolfo Nicolás (español, 2008-2016 año en que presentó su renuncia por motivos de edad). El 2 de octubre de 2016 comenzó su Congregación General 36, para elegir nuevo prepósito (superior general) y legislar sobre aspectos de la misión y carisma de la Orden. El 14 de octubre resultó elegido como trigésimo primer general el venezolano Arturo Sosa, perteneciente a la Asistencia de América Latina Septentrional.

Pablo VI describió a los jesuitas de la siguiente manera (1975): «Donde quiera que en la Iglesia, incluso en los campos más difíciles o de primera línea, ha habido o hay confrontaciones: en los cruces de ideologías y en las trincheras sociales, entre las exigencias del hombre y mensaje cristiano allí han estado y están los jesuitas».

Símbolos

El lema de los jesuitas es Ad maiorem Dei gloriam, también conocido por su abreviatura AMDG. En latín significa «A la mayor gloria de Dios».

Las siglas IHS, tradicional monograma de la palabra Jesús, fue adoptado en su sello por San Ignacio, con lo que devino en símbolo de la Compañía.26 En el interior de la orden jesuítica es habitual referirse a ellas con la expresión «Iniciales del Nombre Santo». Su significado más extendido es el de «Jesús Salvador del género humano [o de los hombres]» (Iesus Hominum Salvator). Las siglas están surmontadas por una Cruz y acompañadas por los Tres Clavos, simbolizando ambos elementos la Pasión y Muerte de Jesús de Nazaret; y, además, están enmarcadas en un imponente Sol de treinta y dos rayos, alternando uno recto y otro ondulado. Este último símbolo hace referencia a la Resurrección del Señor y su posterior Ascensión a los Cielos. Así mismo, la forma circular que se corresponde con el disco solar también hace una más que evidente alusión al sagrado dogma del Santísimo Sacramento, de especial relevancia tanto dentro de la liturgia católica, en general, como de la congregación jesuítica en particular.

A modo de curiosidad, hay que indicar que el sello utilizado por la Compañía de Jesús en su día influyó de manera notoria en la formación de los símbolos patrios argentinos, sobre todo a través del llamado Sol de Mayo, que también siempre ha tenido treinta y dos rayos, alternando uno recto y otro ondulado, aunque sustituyendo todos sus demás elementos por los pertinentes rasgos faciales. Así siempre ha sido ya desde la acuñación de la llamada «primera moneda patria de las Provincias del Río de la Plata», en 1813. Además, la notable presencia de la Compañía de Jesús en todo el territorio del antiguo Virreinato del Río de la Plata también aparece hoy día testimoniada en la actual bandera de la provincia argentina de Córdoba, adoptada a finales de 2010.

Carisma

Una de las ideas claves para explicar el ideario ignaciano es su espiritualidad, entendida como una forma concreta de plasmar su seguimiento de Cristo. Esta característica fue desarrollada por San Ignacio en el libro de los Ejercicios espirituales y se refleja también a lo largo de las Constituciones de la Compañía, de las cartas del Fundador y otros documentos de los primeros jesuitas (Jerónimo Nadal, Luis González de Cámara, los santos Pedro Fabro y Francisco Xavier…). Se caracteriza por el deseo que expresó San Ignacio de «buscar y encontrar a Dios en todas las cosas». Esto significa que es una espiritualidad vinculada a la vida, que invita a los que la siguen a levantar la mirada hacia la globalidad, pero aterrizando en lo concreto y lo cercano.

Implica un gran dinamismo, ya que obliga a estar siempre atentos a los nuevos retos y tratar de responder a ellos. Esto ha conducido a los jesuitas a realizar su trabajo, en muchas ocasiones, en las llamadas «fronteras», sean geográficas o culturales. Esta espiritualidad ha impregnado no solo el estilo de los jesuitas, sino también de otras Congregaciones Religiosas y numerosos grupos de laicos.

El fomento y difusión de esta espiritualidad tiene su eje central en lo que llamamos los Ejercicios espirituales, que son un proceso de experiencia de Dios para buscar, descubrir y seguir su voluntad.

Algunos conceptos centrales de su espiritualidad son:

  • La Encarnación: Dios no es un ser lejano o pasivo, sino que está actuando en el corazón de la realidad, en el mundo, aquí y ahora; eso es lo que representa la Encarnación de Dios en un ser humano, Jesús de Nazaret. La espiritualidad de Ignacio es activa; es un discernimiento continuo, un conocimiento del Espíritu de Dios actuando en el mundo, en forma de amor y de servicio.
  • El «tanto cuanto»: El hombre puede utilizar todas las cosas que hay en el mundo tanto cuanto le ayuden para su fin, y de la misma manera apartarse de ellas en cuanto se lo impidan.
  • La «indiferencia»: La necesidad de ser indiferentes a las cosas del mundo, en el sentido de no condicionar a circunstancias materiales la misión que el hombre tiene en su vida. Es una manera de enfocar los esfuerzos en aquello que es considerado importante y trascendental, distinguiéndolo de aquello que no lo es.
  • El «magis»: Solamente desear y elegir lo que más nos conduce al fin para el que hemos sido creados. Este ‘más’ (magis en latín) se trata de realizar la misión de la mejor manera posible, exigiendo siempre más, de manera apasionada.

 

PROVINCIA ANTILLAS, SJ.

Los comienzos

La actual Provincia de Antillas surgió como Viceprovincia Cubana el 10/6/1929; dependía de la Provincia de León (España).

El 1/6/1952 es creada la Viceprovincia Independiente de las Antillas con un total de 322 jesuitas, en Cuba, en la República Dominicana y en Puerto Rico.

La sección antillana de Puerto Rico pasará a la Provincia de Nueva York el 2/7/1959.

 El 17/9/1961 fueron expulsados de Cuba 26 jesuitas; la Curia y el Colegio de Belén se ubican a la espera en Miami, mientras en Cuba quedan por entonces 48 jesuitas (31 españoles, 16 cubanos, 1 mexicano).

El 31/7/1968 es creada la Provincia de las Antillas, con 362 jesuitas.

La Provincia de las Antillas en la actualidad hay 120 jesuitas.

En la actualidad la provincia de las Antillas está ubicada en Santo Domingo, República Dominicana y está constituida por tres secciones.

La Sección Cubana que corresponde al territorio de la República de Cuba, donde la orden trabaja en el campo de la espiritualidad, la formación humana y la vida parroquial. En las provincias civiles de Santiago de Cuba, Camagüey , Cienfuegos y Ciudad Habana.

La sección de Miami que se ubica en la ciudad de Miami, Florida, cuenta con un trabajo apostólico vigoroso, que se realiza por medio de obras de importancia en la educación como el colegio de Belén, la espiritualidad en la casa Manresa y el acompañamiento a poblaciones vulnerables en el RegisHouse. En la parroquia del Gesu y la ACU (agrupación católica universitaria).

 La sección Dominicana. es la parte de la Provincia que corresponde al territorio de la República Dominicana. En esta nación, los trabajos de la Compañía se ubican en Dajabón frontera con Haití, en Santiago de los Caballeros, en  la Vega, en San Cristobal y en Santo Domingo. En estos territorios se destaca el trabajo en las parroquias, en la  comunicación, la obra social y defensa de los derechos humanos, la espiritualidad, la educación y el voluntariado Ignaciano.

La Provincia de las Antillas se organiza por sectores apostólicos y por medio de plataformas territoriales que reunen a las instituciones que actúan en las distintas zonas.

David Pantaleón, Superior de Sección, Cuba.

Alberto García, Superior Sección, Miami.

Fernando Polanco, Superior Sección, Rep. Dominicana.

Martin Lenk, Superior Provincial, Antillas.

Estructura interna

La Compañía de Jesús está regida por el Padre o Prepósito General, que goza de grandes atribuciones de acuerdo a su Instituto (nombra a los provinciales y a los superiores de algunas casas y obras muy importantes); su cargo es vitalicio. Sin embargo, puede renunciar a este si una causa grave lo inhabilita definitivamente para sus tareas de gobierno. En otros casos, como enfermedad o edad avanzada, el General puede nombrar un Vicario Coadjutor. Pero, por encima de él, la Congregación General es el órgano supremo de gobierno de la Compañía.

Al Prepósito General lo ayudan directamente en su tarea, cuatro asistentes generales (Asistentes ad Providentiam, elegidos por la CG), que tienen por objetivo atender a la salud y gobierno del General y vigilar su capacidad de gestión. Además, existen los asistentes regionales, los provinciales, los superiores de regiones y los superiores locales. Hay órganos de gobierno que se reúnen periódicamente, como las Congregaciones Provinciales y la Congregación de Procuradores.

El conjunto de las normas y principios que guían la vida de los jesuitas está recogido en las Constituciones, redactadas por Ignacio de Loyola. Para facilitar el gobierno, la Orden está dividida en sectores geográficos o lingüísticos llamados asistencias (actualmente son nueve) y, dentro de cada una de ellas, en provincias que suman un total de 64.

Membresía

A la muerte de San Ignacio, la compañía contaba con unos 1000 miembros, entre sacerdotes y hermanos legos.

En 1965 la Compañía alcanza su máxima expansión, con más de 36.000 jesuitas, de los cuales 20.301 habían sido ordenados sacerdotes; además de dirigir 2.195 parroquias. Desde entonces se observa una acusada disminución del número de jesuitas, debido a la escasez de vocaciones y a numerosas secularizaciones, que ha motivado la unificación de algunas provincias y el cierre de obras o el traspaso de la dirección de algunas a seglares. Algunas personas consideran que los precedentes de la actual situación de la Compañía datan desde mediados de los años 1950, cuando comenzaron a disminuir las vocaciones en Europa.

En el Anuario Pontificio de 2018, que refleja las cifras de 2017, los jesuitas aparecían con 16,378 miembros, de los cuales 11,785 eran sacerdotes ordenados,5 siendo la mayor orden religiosa masculina católica hoy en día, seguida por los salesianos y los franciscanos. Su actividad se extiende a los campos educativo, social, intelectual, misionero y de medios de comunicación católicos, además de atender 1.541 parroquias en todo el mundo.

Manresa Loyola.

En Todo Amar y Servir.

San Ignacio de Loyola.